Cómo entrenar el cerebro para ser más feliz

La felicidad no es una meta, es un estado mental . La repetida frase que en otro tiempo bien podría haber sido atribuida a alguna corriente new age, ahora es una máxima fundamentada al calor de las neurociencias y un principio que cada vez encuentra más respaldo en el mundo científico. Pero a la idea de que es posible entrenar el cerebro para ser un poco más feliz, de que se puede lograr un bienestar emocional adiestrando la mente, le sobreviene una pregunta para la que no existe una sola respuesta sino una serie de conductas: ¿cómo se hace para lograr esa felicidad?

Hace ya casi 15 años se estudió el cerebro de personas que meditaban y se observó la activación de un área, la prefrontal izquierda, asociada a lo que llamamos las emociones positivas: amor, compasión, equilibrio. Muchos de quienes meditaban ya sabían, por su trabajo introspectivo, que entrenando sus mentes podían ser más felices. Pero a partir de entonces los neurocientíficos empezaron a rastrear evidencias sobre las distintas maneras que existían de entrenar nuestro cerebro para lograr así una mayor felicidad.

“Solemos creer que estamos divididos en dos: con el cerebro se piensa y con el corazón se siente. Pero No: somos cerebros con patas: somos cerebro cuando amamos, cuando tenemos sexo, cuando sentimos, y es el cerebro el que da forma a nuestros pensamientos, recuerdos, creencias y estados de ánimo”, apunta el neurocientífico Facundo Manes, para quien no se debe pasar por alto que, dentro de las emociones básicas del ser humano, “el miedo puede condicionar nuestra conducta al detectar peligro donde no lo hay y crear así un estado de ansiedad”.

Para combatir esa posibilidad e impulsar mayor plenitud mental, Manes recomienda “dormir bien, saber decir que no, fijar metas realizables, realizar ejercicio y tener vida social activa”.

Los propios especialistas aseguran que siempre es un mayor desafío para el cerebro hacer actividades grupales que individuales. La clave, dicen, es que sea un desafío, algo que represente una mínima dificultad, porque cuando se hace lo mismo de siempre, el cerebro no se entrena sino que automatiza y se reduce al nivel más bajo de funcionamiento. Sobre esto, los ejemplos van desde cepillarse los dientes con la mano que nunca se utiliza (para activar la parte del cerebro que no solemos usar) hasta jugar al ajedrez, hacer crucigramas o realizar ejercicios de memoria.

En su último libro ( En cambio ), el doctor en biología molecular Estanislao Bachrach plantea que ese conocimiento de nuestra mente “va a permitir producir cambios a nivel cerebral y eso implica cambiar gracias a las herramientas que se están descubriendo en el campo de las neurociencias”.

Según los expertos, el bienestar es un objetivo que depende de comprender que el cerebro ha desarrollado, a lo largo de miles de años, un sistema de toma de decisiones que en ocasiones es racional, pero que la mayoría de las veces es automático. El llamado “ejercicio cerebral”, ya sea para intentar ser feliz, tener una vida más plena o simplemente retrasar el deterioro cognitivo, es una técnica que propone generar nuevas conexiones neuronales para lograr el equilibrio y mejorar el aprendizaje. Prueba de ello es que los libros de autoayuda que poblaban las librerías, de un tiempo a esta parte fueron reemplazados por aquellos que, acaso con mayor rigor científico, hablan del cerebro como un elemento social mediante el cual se puede conseguir una vida más plena.

Para la neuróloga platense Diana Cristalli, de hecho, las nuevas técnicas terapéuticas como la estimulación cognitiva “son grandes avances, debido a que en esa estimulación se ejercitan las funciones mentales superiores que incluyen la memoria, la atención y la percepción”.

Los especialistas sostienen que el entrenamiento mental debe ser acompañado: no hay que abusar del alcohol y el tabaco, realizar actividad física, mantener una vida relajada que permita disfrutar de las actividades de ocio, mantener una vida socialmente activa y, por supuesto, llevar adelante una dieta del tipo mediterránea. “Todo eso es el mejor complemento para el entrenamiento mental y evitar así el deterioro cognitivo”, apunta Cristalli.

Fuente Diario El Día

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