Entrenar la mente, una opción que crece

En una época donde todo parecería enfocarse en el cuerpo y lo superficial, entrenar el cerebro es una tendencia cada vez más común entre las personas que pasaron los treinta. Se sabe que la falta de memoria, el cansancio, el estrés o el poco rendimiento académico y laboral son inevitables al cierre del año. Y, al igual que los músculos, las neuronas también necesitan cierta ejercitación mediante estímulos que les permitan estar ágiles, producir al máximo y evitar que el rendimiento cognitivo se deteriore con el paso del tiempo. Para mantenerlas en su mayor potencial no son necesarios suplementos o píldoras mágicas, también conocidos como “viagras cerebrales”, sino sobre todo incorporar algunos hábitos y ejercicios neuronales clave para que el fin de año no nos encuentre con los brazos caídos.

Recomendaciones para un cerebro sano

En principio, los especialistas recomiendan focalizar lo que se pretende hacer y, ante todo, no dividirlo en cuestiones que deban resolverse al mismo tiempo. La famosa multitarea de la que suelen alardear quienes pueden realizar varias actividades a la vez, de hecho, está muy cuestionada desde el punto de vista neurocientífico, dado que se demostró que el cerebro es incapaz de tomar dos decisiones a la vez. Al estar forzado a repartir la atención, disminuye el rendimiento y el cerebro se estresa. Para evitarlo- ya que generalmente es necesaria la concentración en múltiples cosas- los expertos proponen enfocar el tiempo de ocio en una sola actividad: leer, mirar una película, cocinar o tocar algún instrumento mejora la concentración y reduce el riesgo de deteriorar la actividad cognitiva en un 50%.

El llamado “ejercicio cerebral” o “brain training”, ya sea para tener una vida más plena o simplemente retrasar el deterioro cognitivo, es una técnica que propone generar nuevas conexiones neuronales para lograr el equilibrio y mejorar el aprendizaje.

Según explican quienes defienden este ejercicio, el entrenamiento del cerebro consiste muchas veces en una serie de actividades que, a través de crucigramas, juegos como el ajedrez o incluso trabajos artísticos, busca detectar y equilibrar las tensiones que se acumulan a lo largo de la vida en el área del aprendizaje.

¿Pero se puede entrenar la mente como se entrenan los brazos, las piernas o cualquier otro músculo? Luego de años de debate, de estudios que dispararon polémicas en su momento y de largas conferencias, lo cierto es que ya no quedan psiquiatras o neurólogos que, a la luz de los avances científicos, no coincidan en los beneficios del entrenamiento cognitivo -e incluso su complemento con actividad física- a la hora de fortalecer nuestro cerebro.

Para la neuróloga platense Diana Cristalli, de hecho, las nuevas técnicas terapéuticas como la estimulación cognitiva “son grandes avances, debido a que en esa estimulación se ejercitan las funciones mentales superiores que incluyen la memoria, la atención y la percepción”.

La experta, sin embargo, asegura que el entrenamiento mental debe ser acompañado. “Se debe tener en cuenta que, recordando los beneficios de controlar periódicamente las habilidades mentales a partir de los cincuenta, no hay que abusar del alcohol y el tabaco, realizar actividad física, mantener una vida relajada que permita disfrutar de las actividades de ocio, mantener una vida socialmente activa y, por supuesto, llevar adelante una dieta del tipo mediterránea. Todo eso es el mejor complemento para el entrenamiento mental y evitar así el deterioro cognitivo”.

Sobre esto, los propios especialistas aseguran que siempre es un mayor desafío para el cerebro hacer actividades grupales que individuales. La clave, dicen, es que sea un desafío, algo que represente una mínima dificultad, porque cuando se hace lo mismo de siempre, el cerebro no se entrena sino que automatiza y se reduce al nivel más bajo de funcionamiento”.

Con la vejez, se sabe, el cerebro se acostumbra a llevar a cabo tareas que le resultan familiares y, por lo tanto, tiende a repetirlas y estancarse. Aunque a cierta edad ya hay menos estrés, esa rutina sumida en la tranquilidad no es buena para las neuronas. Aprender idiomas constituye un excelente protector frente al deterioro cognitivo ya que puede retrasar la aparición del alzhéimer en hasta cinco años. Para los virtuosos, otra opción es como se dijo aprender a tocar un instrumento musical, una de las formas más exigentes y eficaces de estimulación mental, con efectos profundos y duraderos.

Otra recomendación muy frecuente entre los expertos -además de dormir bien, claro- es la de conocer gente nueva, salir con amigos o con la pareja. Las relaciones interpersonales ofrecen más beneficios de los que se cree a la hora de estimular las neuronas: según un estudio reciente realizado en Suecia, de hecho, quienes viven solos o conservan pocos lazos sociales tienen un 60 % más posibilidades de sufrir demencia.

Por último, se debe recordar que la comida también influye, ya que el déficit de nutrientes como las vitaminas B3, B6 y B12, el ácido fólico y el omega 3 causa pérdida de memoria, deterioro que se resuelve reponiéndolos.

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