Compartir experiencias siempre es una ayuda
DIANA CRISTALLI
Neuróloga
El 21 de septiembre pasado, como todos los años, se conmemoró el Día Internacional del Alzheimer. La denominación se acuña en el hemisferio norte, donde esa fecha coincide con el otoño y, por lo tanto, se asocia la decrepitud de muchos pacientes con la caída de las hojas de los árboles. Mas allá del diagnóstico del paciente, hay detrás de él muchas vidas relacionadas con su sufrimiento. Sus familiares se transforman en “cuidadores” y, como ellos mismos dicen en el grupo ALMA La Plata, ”es como si fuera que una bomba te cae en el patio de tu casa”, refiriéndose al diagnostico de la enfermedad. Conforme pasa el tiempo, la peor carga de la enfermedad la lleva el cuidador, ya que el estrés al que está sometido es enorme y debe adaptarse a la evolución “sin más remedio”, con un impacto personal y emocional muy alto. Pero deben saber que no están solos. Y compartir sus experiencias entre pares o propiciar que los pacientes participen de actividades como los talleres de radio, por ejemplo, siempre es una ayuda.